Cabezones, íntimo y acústico |
Analía Molina nos cuenta cómo vivió una noche única junto a César Andino de Cabezones en Esperanza. La previa, cómo se preparó para el show, el contacto con el músico y mucho más de una velada de rock.
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Esperamos a César en La Viola a las 20.30. No había demasiada gente, y la mayoría éramos fanáticos que querían saludarlo. Entró y nos saludó a todos antes de sentarse. Mientras tomaba mates pudimos acercarnos y hablar con él, firmó varios autógrafos y cds, nos contó algunas cosas sobre su nuevo disco solista y con una guitarra del local se sentó a tocarnos “Lunes”.
Más tarde salimos para TEOS, donde iba a ser la prueba de sonido. Junto con él y su guitarra estaba un violín y un bajo. Probaron algunos temas hasta que la música y las luces se ajustaron. Cuando todo estuvo a gusto, salieron a comer.
El show estaba previsto para las 23.00, pero la entrada se demoró hasta las 0.15, así que el recital empezó cerca de las 0.30. Entró César y nos acercamos al escenario. Solo con su guitarra empezó a cantar “Raíz”, uno de sus temas dedicado a Gabriel Ruiz Díaz (de Catupecu Machu). Fue una introducción perfecta y muy emotiva. Siguió con “Flotándonos” y al terminar entraron los demás músicos, para tocar “Lunes” con todo el público siguiendo la canción.
Fue un espectáculo muy variado. De el nuevo cd, (además de “Raíz”) presentó “Mi reina”, cantó temas clásicos como “Globo”, “Irte”, “El vientre”, “Mi pequeña infinidad” y “Abismo”. También hizo covers de Catupecu Machu (“Entero o a pedazos”), U2 (“Where the streets have no name”) y por supuesto el que todos conocíamos y cantamos: “Sueles dejarme solo”, de Soda Stereo.
Todo el tiempo el sonido fue excelente y la voz de Cee estuvo IMPECALABLE. Cuando pensábamos que no podía dar un mejor show empezó a sonar “Pasajero en extinción” (una canción de “Jardín de extremidad”) y con los aplausos del público al reconocer la melodía César agarró firme el pie del micrófono y se puso de pie. Nos acercamos más al escenario y quedamos cara a cara con él mientras cantaba.
El esfuerzo físico que estaba haciendo se notaba en su expresión, pero no en la voz. Tomó un último descanso y dejó el escenario después de saludar y recibir nuestros más fuertes aplausos.
No podíamos creer que había pasado una hora y media! El show no tuvo pausas y el espacio era cómodo. Podríamos haber estado escuchándolos toda la noche y no nos habríamos dado cuenta del tiempo.
Muchísimas gracias por esta oportunidad, no solamente de volver a escucharlos, sino de conocerlos y guardarme todo un día de recuerdos únicos. Realmente César es un artista, un profesional, un ídolo, un ejemplo de persona y de lucha. Una experiencia inolvidable. |
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